Se presentó en el tercer Salón de Artistas Decoradores de Buenos Aires en 1940 y se convirtió en el símbolo del diseño nacional argentino en el mundo. En los años 40 en EEUU se copió el diseño y se fabricó de forma ilegal, de ahí que pasara a denominarse “butterfly” y perdiera su denominación original.
Esta icónica pieza del diseño del siglo XX figura desde el año 1944 en la colección permanente de uno de los museos de arte contemporáneo más importantes del mundo, el Museum of Modern Art (MOMA) de Nueva York gracias a Edgar Kaufman. Además, figura en la colección permanente del Museu del Disseny de la ciudad de Barcelona desde el año 2014 como una pieza fundamental del diseño del siglo XX.
Hojeando viejas ediciones de novelas policiacas nos hemos encontrado con una sorpresa: la utilización de la silla BKF en numerosas portadas. Tal vez la razón de esta elección, por encima de cualquier otro diseño de silla, fuese su magnífica predisposición iconográfica y su versatilidad para las posturas.
Se trata de un diseño verdaderamente revolucionario. Su estructura de hierro redondo macizo de 12,7 mm de diámetro doblado hace que las líneas formadas por el armazón parezcan sujetar en el aire el tejido de la silla (originalmente de cuero), dándole un aire frágil pero dinámico. De igual manera el diseño, realizado hace casi 100 años resulta moderno e innovador incluso en la época actual, habiéndose convertido en todo un clásico.
En un principio, las sillas BKF y sus sugerentes curvas resultaron un buen soporte para que descansaran los cadáveres de mujeres, tema muy recurrente en las portadas de las novelas policiacas del siglo XX.
Normalmente era un mujer la que ocupaba la silla, pero también hubo casos en los que fue ocupada por hombres, eso sí, siempre acompañados de una esbelta fémina, para cumplir con los cánones de las portadas de la época. En estos casos, la silla quedaba relegada a un segundo plano, aunque su presencia sigue marcando de forma potente el diseño de la obra gráfica.
La silla BKF no solo sirvió para las novelas policiacas, también se utilizó de forma asidua en novelas “subidas de tono” en las que la mujer era protagonista indiscutible y su cuerpo se adaptaba al diseño curvilíneo de esta poltrona clásica en una simbiosis pretendidamente provocativa.
Sobre la silla BKF
Fue diseñada por los arquitectos argentinos Juan Kurcha y Jorge Ferrari Hardoy junto al español Antonio Bonet que pertenecían al Grupo Austral.
Según wikipedia “Existe una antecesora parecida, la Tripolina. Aunque los autores del BKF, nunca tuvieron conocimiento de ella. Este es un asiento plegable de campaña, con estructura de madera y cubierta de lona, que utilizaba el ejército inglés en el siglo XIX, patentada por un constructor inglés en 1877 y luego bautizada “tripolina” por “Trípoli” la capital de la Libia italiana, al fabricarla en serie en la década del 30 del siglo XX. Está hecho de 10 piezas de madera, unidas por elementos de metal articulados, y una funda de tela, o cuero en versiones posteriores.”
También conocida con el nombre de Butterfly o mariposa fue la denominación que tuvo cuando se fabricó ilegalmente en EEUU. El diseño fue reproducido en un principio por la firma Artec-Pascoe, hasta que en 1945, la empresa estadounidense Knoll la lanzó a la fama. En los años 50, diversos fabricantes bajo diferentes nombres produjeron más de 5 millones de sillas BKF. En el modelo original, el peso del cuerpo recae al sentarse sobre una funda de cuero que se apoya en una estructura fija de acero. Sin embargo, durante estos años fue reproducida y copiada en distintos tipos de materiales y hoy se la puede encontrar en texturas y colores muy diferentes.
En este momento, la silla BKF se produce en numerosos países. En Argentina, el productor más famoso es Big BKF Buenos Aires. Los más famosos en Europa son Cuero Design en Suecia y Weinbaum en Leipzig, Alemania.
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