Cal, cemento, agua, un balde, una buena mezcla y una espátula. Y a ubicar ladrillo sobre ladrillo. No se trata de una fórmula mágica. Es, para algunos especialistas, una inversión rentable en tiempos de pandemia: la construcción. Mientras las acciones argentinas acumularon una baja promedio del 34% en dólares en 2020, un plazo fijo otorga hasta un 34% de interés en pesos y la moneda argentina (tipo de cambio oficial) se devaluó cerca del 50% en los últimos 12 meses; el ladrillo asoma como una opción más que atractiva: renta en dólares de hasta un 20%.
“El que apuesta al ladrillo, a la larga, siempre gana”, sentencia Pilar Rodríguez Loredo, broker de Toribio Achával. Y amplía: “Si bien en épocas de crisis los ladrillos bajan temporalmente de valor, en el largo plazo no sólo se recuperan, sino hasta aumentan en dólares y le ganan la carrera”. Fernando Caminal, presidente de Indico Real Estate, coincide con el diagnóstico: “Invertir en construir es un gran negocio. Reciclar, hacer una casa o comprar departamentos en pozo son una buena oportunidad para quienes tienen dólares o pesos”.
El veredicto parece ser unánime: “Lo más parecido a la dolarización es invertir en ladrillo. Es la mejor manera de dolarizar el peso, lo más seguro. Nuestros abuelos lo hacían. No hay que olvidarse que las grandes fortunas se hacen invirtiendo en ladrillos”, no duda Alejandro Ginevra, de GNV Group.
Para German Gómez Picasso, de Reporte Inmobiliario, el “único dato alentador” que se ve es que para el tenedor del dólar billete: “Los costos de construcción son los más bajos de los últimos 30 años, incluso inferiores a 2002. Se puede construir una casa por US$ 500/600 el metro cuadrado”, afirma.
Punto de partida
El contexto del mercado no pasa inadvertido. Gómez Picasso grafica una realidad preocupante: “El mercado está muy mal. Fueron 29 meses de caídas consecutivas de compraventas”. Pero todo parece tener un final: “Se revirtió en noviembre, aunque con cifras muy bajas”, destaca. Las operaciones se terminan realizando hasta un 30 o 40% de baja de los valores solicitados. “Los precios de las propiedades construidas han bajado casi entre un 15 y un 25%”, explica Rodríguez Loredo.
Para Daniel Solaya, presidente de Solaya Romera, luego de un primer trimestre de “baja actividad”, donde oferta y demanda adoptaron el wait and see (esperar y ver) para tomar decisiones “a la espera de las primeras señales” del gobierno de Fernández, llegó un segundo trimestre “con índices casi nulos de operaciones por efectos de la extensa cuarentena decretada”. El broker detalla que, en el tercer trimestre, se inició “cierta recuperación, producto de algunas ofertas muy atractivas para el tenedor de dólares”. “Generaron esas oportunidades aquellos empresarios y comerciantes necesitados de liquidez, familias que se radicaban en el exterior, o simplemente desanimados por la crisis local y mundial, lo cierto es que a partir de julio hubo operaciones de oportunidad”, amplía. Por último, destacó que en el cuarto trimestre se vio consolidada esa tímida recuperación, “con una tendencia más definida en el sostenimiento de precios –aunque en un escalón más bajo del orden del 10 al 15% frente a los valores del 2019– luego de ‘agotadas’ las ofertas surgidas en la cuarentena. En el caso de los lotes mejores ubicados o de buenos barrios cerrados, recuperaron ya los valores operados el año anterior”.
Menú variado
La carta del rubro inmobiliario ofrece alternativas de inversión variadas. Que haya diferentes opciones no implica que todas sean igual de atractivas. En el listado aparecen terrenos, cocheras, casas, departamentos, oficinas, aunque también figura el reciclado y la alternativa de los centros comerciales.
La “cuarentena eterna” hizo que un segmento de la sociedad se planteara la mudanza como alternativa real. Esto generó una creciente demanda de unidades con balcones más grandes, patios o jardines, con una clara descentralización en búsqueda de mayor confort, aunque sea a costa de resignar ubicación. “La migración suburbana es una gran oportunidad. Mucho lote que se valorizó, acompañado del tema laboral, el home office, la búsqueda de calidad de vida, etc.”, apunta Caminal. “A aquella persona que tenía ganas de remodelar o ampliar una casa, se le suman los que piensan en vivir afuera por los efectos de la pandemia. Cambió el escenario”, adhiere Gómez Picasso.
En este contexto, los analistas coinciden en que el valor promedio del metro cuadrado “está por el piso”. Hace dos años, indican, rondaba los US$ 1.200, contra los US$ 600/650 de la actualidad.
¿Qué esperan los brokers para este 2021? Para Caminal, “este mercado debería volver a valores razonables, no así el rubro oficinas ni locales. Las zonas buenas, valen siempre”. Pero, Ginevra aporta un dato para tener en cuenta: “los años de elecciones siempre son buenos. La ventaja de la propiedad es que no esperas recuperación en el corto plazo. El que invierte en ladrillo es para toda la vida. Hay que fijarse en tener un buen inquilino, una renta razonable y mantener el activo. Es el mejor momento para entrar”. “Aunque nuestro país es muy inestable, sigue siendo un negocio invertir. En general, los segmentos más rentables son los de unidades chicas o de departamentos grandes súper premium”, cierra Rodríguez Loredo. Entonces, manos a la obra. Y al negocio…
Fuente: AMBITO.COM
relacionadas
Construcción en seco: El sistema que eligen las nuevas generaciones en Argentina
EPRE autoriza nuevos aumentos de energía eléctrica
Uocra: «80 mil empleos menos en la construcción en Entre Ríos»