Por Salvador Di Stéfano, Analista económico, financiero y en negocios, conferencista, investigador y consultor privado.
La sequía del año 2022 es una gran amenaza para la economía argentina. La liquidación de divisas de los industriales oleaginosos y los exportadores de cereales nos muestran que en el año 2021 liquidaron U$S 32.808 millones, una liquidación extraordinaria teniendo en cuenta que en el año 2020 la suma alcanzó los U$S 20.274 millones y en el año 2018, en donde la sequía impactó muy duro en la producción, se liquidaron U$S 19.611 millones.
La caída de la cosecha 2022 producto de la sequía nos dejaría con menos divisas para atender las necesidades de dólares de la economía, caída en la recaudación y menos crecimiento del PBI.
La sequía del año 2022 es una gran amenaza para la economía argentina. La liquidación de divisas de los industriales oleaginosos y los exportadores de cereales nos muestran que en el año 2021 liquidaron U$S 32.808 millones, una liquidación extraordinaria teniendo en cuenta que en el año 2020 la suma alcanzó los U$S 20.274 millones y en el año 2018, en donde la sequía impactó muy duro en la producción, se liquidaron U$S 19.611 millones.
La caída de la cosecha 2022 producto de la sequía nos dejaría con menos divisas para atender las necesidades de dólares de la economía, caída en la recaudación y menos crecimiento del PBI.
Esta fuerte baja en la producción nos lleva a pensar que el precio de la soja podría ubicarse en torno de valores de U$S 550 a U$S 600 para el año 2022, valores no muy distintos a los del segundo trimestre del año 2021. Veremos si los precios pueden compensar la baja en la producción.
En materia de maíz, todo hace suponer que Brasil no tendría una gran baja de producción, Estados Unidos estima unos 115 millones de toneladas, y estimaciones privadas de Brasil estarían en torno de los 113 millones de toneladas. En Argentina se esperaban 55 millones de toneladas de producción de maíz, Estados Unidos estimaba 54 millones de toneladas y, según estimaciones privadas, podríamos llegar a los 48 millones de toneladas.
El precio del maíz se puso muy picante ya que los exportadores tienen declaradas exportaciones para el año 2022 por 22,4 millones de toneladas y tendrían compradas 14,4 millones de toneladas, por lo tanto, el mercado estaría firme ya que hay que completar embarques en el segundo trimestre del año y conseguir mercadería se haría muy oneroso. La mejora del precio del maíz no compensaría la merma en la producción, con lo cual el ingreso de dólares y retenciones sería menor al del año 2021.
Argentina en el año 2022 tendrá menos cantidad de soja y maíz cosechadas y estaría en duda que la suba de precios podría compensar las pérdidas producidas, a pesar de que la soja muestra una tendencia muy alcista en esta coyuntura.
Los productores dudan en liquidar las tenencias actuales de soja y maíz, porque el dólar oficial se ubica en niveles de precios muy bajos. Al 31 de enero el dólar oficial cotizaba en $ 105,02, esto implica una suba del 20,3%. Si comparamos esta suba del dólar oficial versus una inflación del 50,9% anual, esto no nos invita a liquidar las tenencias de soja y maíz acumuladas. Por otro lado, la soja en el mercado disponible en pesos mostró una variación del 44,3% anual en los últimos 12 meses, mucho menos que la inflación. El maíz en igual período de tiempo aumentó solo el 38,6%, lo que tampoco seduce a vender teniendo en cuenta la gran inflación de precios minoristas.
El gobierno viene devaluando el dólar oficial a un mayor ritmo en los últimos tres meses, en octubre devaluó el 1%, en noviembre 1,2%, en diciembre 1,8% y en enero 2,2%. La inflación de octubre fue del 3,5%, en noviembre 2,5% y en diciembre 3,8%. Todo hace pensar que la inflación en enero sería del 4%.
Mientras el tipo de cambio sube a un ritmo muy lento, el gasto de estructura de las empresas, atado a la evolución de los precios internos, crece exponencialmente. A esto hay que sumarle una suba desmesurada de los insumos, lo que puedan recaudar los agricultores por la mercadería cosechada no lograría cubrir los gastos de estructura ni los insumos de la próxima campaña: cuidado, se puede cortar la rueda de la producción. El tipo de cambio está atrasado de piso un 30%.
Argentina abusa con alta presión tributaria y bajo tipo de cambio, los resultados están a la vista. Mientras que en el año 2014/15 en nuestro país se cosecharon 60 millones de toneladas y en Brasil 97 millones de toneladas de soja, las perspectivas para la campaña entrante nos muestran una perspectiva de 128,5 millones de toneladas en Brasil y menos de 40 millones de toneladas en Argentina. Queda claro que las retenciones y tipo de cambio bajo afectan la producción, Brasil se quedó con buena parte de nuestro mercado.
Conclusión
- Debería ocurrir un milagro para que el precio de la soja supere los U$S 600 y el maíz los U$S 300 la tonelada en Chicago, de esta forma ingresarían en Argentina la misma cantidad de dólares y recaudación de retenciones que en el año 2021.
- No hay que descartar que en el año 2022 el mundo pueda crecer más de lo esperado, el maíz y la soja podrían ser demandados para producir combustibles, cambiando la ecuación tradicional de oferta y demanda, impulsando los precios a nuevos máximos. Luce difícil, pero no imposible, a veces los milagros existen.
- Es insostenible una suba del tipo de cambio del 20% anual versus gastos de estructura en las empresas que trepan a niveles superiores al 50% anual.
- En el mes de febrero se necesitan lluvias para aliviar el daño que ocasiona la sequía en el estado de los cultivos. La bajante del río Paraná entorpece la logística de nuestras exportaciones agropecuarias, es un tema que no está en la tapa de los diarios, pero le hace mucho daño a la rentabilidad de los sectores afectados.
- Argentina necesita dólares para poder crecer, con esta política cambiaria no se lograrán los objetivos de incrementar el stock de reservas, asistir con dólares a los sectores productivos y poder pagar las deudas contrarías, ya sea públicas o privadas.
- Las reservas están en U$S 37.560 millones, las reales ya no son positivas. Ánimo, falta la letra chica del acuerdo con el FMI, el viaje a China para pedir un swap de U$S 5.000 millones y la aprobación del acuerdo con el FMI en el Congreso.
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