En los países avanzados se busca que los impuestos no desalienten la inversión en capital y el empleo de recursos humanos dado que estos son los factores de la producción. De aquí que buscan tener bajas contribuciones patronales (impuesto al empleo) y parten el impuesto a la inversión en impuesto a las ganancias y a los dividendos. Por ejemplo, en los países de la OECD (países avanzados) las empresas pagan 23% sobre las ganancias y otro 18% adicional cuando distribuyen dividendos. De esta forma, si bien la presión total es del 41% hay un incentivo a la reinversión de utilidades ya que de esta forma se evitan pagar el 18%.
En Argentina, se propone hacer al revés. La presión impositiva sobre los ingresos del capital será del 40%, como en países desarrollados, pero sobre las ganancias se pagará 35% y sobre los dividendos sólo un 5% adicional. Es una paradoja que un país sediento de capitales, como Argentina, tenga similar presión sobre los ingresos que un país desarrollado con un esquema que no incentiva la inversión.
Por el lado de las contribuciones patronales, en los países de la OECD la alícuota promedio es del 16% del salario. En Argentina, en cambio, es del 28% del salario. Otra paradoja. Un país sediento de empleos privados formales, como Argentina, grava al empleo muy por encima del promedio de países desarrollados.
La Argentina tiene escasez de empleos, bajos salarios e informalidad masiva porque el Estado dicta reglas que atentan contra la inversión y la creación de empleo privado formal. Sin inversión, hay baja productividad lo que se traduce en bajos salarios. Sin empleos privados formales se multiplican la informalidad y la presión por el empleo público espurio.
En Argentina, los gobernantes (nacionales, provinciales y municipales) están frecuentemente visitando empresas para sacarse fotos anunciando nuevas inversiones y empleos. Pero son minucias por montos simbólicos. Para multiplicar la inversión y el empleo se necesitan mejores reglas del Estado.
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(*) Jorge Colina
Economista por la Universidad Nacional de Córdoba, Master en Economía por la Universidad de Georgetown (EEUU/Chile) y Masteren Finanzas por la Universidad de Amsterdam (Holanda).
Actualmente es economista del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA), es consultor externo de organismos internacionales (BID, UNESCO, OIT), asesor de cámaras empresarias, docente e investigador en el Departamento de Economía de la Universidad Católica Argentina (UCA) y de la Universidad Austral.
Su área de especialidad son los temas vinculados a la economía laboral, educación, salud, seguridad social y del sector público.
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